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jueves, 2 de junio de 2016

El turismo: una alternativa concreta al extractivismo

En nuestra Amazonia abunda la riqueza. Sea esa de flora, fauna, recursos hídricos así como de recursos del subsuelo. Mientras los gobiernos sigan obsesionados en sus proyectos extractivistas considerando que es el rubro que salva al país, algunos pueblos, dado que sienten que sus gobernantes no les atienden, van planteando, desde sus propias iniciativas, modelos nuevos de cómo generar bienestar para su población.

Muchos campesinos y pescadores de las comunidades amazónicas ya se han dado cuenta que la verdadera riqueza de la amazonia está en su biodiversidad, la abundancia de flora y fauna y la belleza del paisaje. Por eso en varias de estas comunidades está naciendo el deseo de empezar pequeños proyectos de turismo rural comunitario, y desde sus primeras pequeñas experiencias, pueden demostrar que se generan ingresos económicos sin afectar al medio ambiente, y más bien contribuyen en poner al alcance de tantos amantes de la naturaleza que llegan desde diferentes partes del mundo.
 
Una de estas comunidades que ha emprendido este nuevo camino es la Comunidad Nativa Cocama-Cocamilla Siete de Junio, que se encuentra asentada en las orillas del maravilloso Lago Lagunas y que cuenta con una variedad de atractivos.  

Los moradores de este lugar de ensueño ya llevan más de un año trabajando en un su proyecto y están empezando a cosechar los resultados de sus esfuerzos.

A solo dos horas de Siete de Junio, en la Boca del Aypena, donde este rio se une al Huallaga, también la Comunidad Nativa de Esperanza está empezando a interesarse al tema. En las aguas que bañan las orillas de la comunidad cada día se pueden divisar bufeos que nadan felices, y esto ya sería razón suficiente para llamar la atención de visitantes y turistas.

Los comuneros se están ahora activando para realizar un diagnóstico de todos los atractivos turísticos presentes en el territorio de la comunidad y, después de un adecuado periodo de capacitación, serán capaces de ofrecer una agradable experiencia a los aventureros y amantes de la naturaleza que ya se acercan al lugar acompañados por parte de las agencias de viaje de Lagunas. Las mismas agencias de Lagunas en los últimos meses han empezado a promocionar como destinos turísticos el Lago Lagunas y la Boca del Aypena, prefiriéndolos a la Reserva Pacaya-Samiria. Eso nos demuestra que estas comunidades tienen un inmenso potencial turístico, todavía inexplorado.

Una comunidad que vive en una zona donde la explotación minera y petrolera se vive en manera marcada es la Comunidad Nativa Awajun de Santa Rosa, ubicada en el Distrito de Manseriche, Provincia Datem del Marañon, a solo media hora de Saramiriza. La comunidad está ubicada en la misma carretera que conecta Saramiriza con Bagua, por eso es de fácil acceso. El pueblo Awajun es una de las etnias nativas de la Amazonía peruana más afectadas por parte de la explotación petrolera con todas sus consecuencias. El oleoducto norperuano pasa solo a pocos metros de distancia de la comunidad. Nada de la riqueza y de los ingresos generados por parte del petróleo ha beneficiado a la comunidad. Pero ellos se están organizando para buscar una forma alternativa de desarrollo.

Con el asesoramiento de la Pastoral de la Tierra en los últimos tres años han podido poner en marcha parcelas agroforestales en las cuales cultivan cacao, yuca, plátano y hortalizas. Los comuneros se dedican también a la crianza de aves y han implementado un vivero forestal. La comunidad está muy unida, enfocada en el proyecto y en lograr sus objetivos y tiene muchas ganas de aprender constantemente nuevos conocimientos. Ahora el nuevo objetivo que se han fijado es crear un proyecto de turismo rural sostenible para aprovechar el potencial de la zona.

A 15 minutos en carro o una hora de caminata desde el centro poblado se encuentra una hermosa catarata que los comuneros quieren aprovechar como recurso turístico. La catarata lleva el nombre de Inchituch en honor a un pájaro de siete colores que habita ese lugar. La propuesta, que parte desde ellos mismos, es de crear un circuito agro turístico que involucre las parcelas agroforestales, la reforestación, un mirador, la toma de plantas medicinales y las varias cataratas presentes en la zona. Incluyendo además en la oferta las vivencia de las costumbres ancestrales que se expresan a través de la gastronomía típica, el infaltable masato y las danzas en vestimentas tradicionales.

Otro lugar con potencial turístico todavía para investigares la quebrada Shishinahua en el Distrito de Santa Cruz, Provincia de Alto Amazonas. Algunos de los comuneros se están dando cuenta de la singularidad del lugar. El paseo en bote surcando el rio Shishinahua regala la posibilidad de admirar maravillosos panoramas amazónicos. Cerca de algunas comunidades como la de Angamos hay cochas donde los animales silvestres son todavía los dueños del lugar, así que con facilidad se pueden avistar lagartos, peces, varias especies de aves y hasta boas. Además la experiencia que el visitante puede tener en este lugar es enriquecida por parte de los cuentos, a mitad entre realidad y fantasía, que los habitantes suelen narrar. Hay toda una serie de leyendas para entretener los visitantes durante los paseos y las noches alrededor de una fogata, como por ejemplo la leyenda de la Sachamama, el Sacharuna, el Ayaymama y otros personajes más. Los comuneros también pueden brindar informaciones más concretas y específicas sobre las costumbres de los animales que pueblan el lugar, como la serpiente Shushupe y cuál es la mejor forma para escapar de su mortal mordedura. Son todas informaciones que dan un valor agregado al producto turístico que se puede ofrecer.

El turismo rural comunitario es un propuesta de desarrollo alternativo, integral y sostenible de nuestros pueblos amazónicos, que algunas comunidades como Siete de Junio han iniciado.



“Se hace camino al andar”









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