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DAÑOS AL PATRIMONIO Y EL  PULMÓN DEL MUNDO

Área de protección que determinó la Municipalidad Distrital de Barranquita mediante Ordenanza Municipal N°018-2010-MDB, por ser bosques primarios y que también son áreas de alto valor ambiental según la Zonificación Económica y Ecológica ZEE que determinó el Gobierno Regional de San Martín.

Estos los nombres  de  los  árboles  que Talan sin piedad en la Amazonía, donde esta el Estado esto  no  debe de  pasar siendo  la Selva  del Perú un gran Patrimonio.


MADERA  QUE MAS TALAN LOS MADEREROS:



CAOBA, CEDRO, ISHPINGO, CUMALA, LOPUNA, SAPOTILLO



























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Cerro Lorocache deforestado y  material ha sido utilizado.
Maquinaria de empresa agrícola del Cainarachi en territorios
La Amazonía caracterizada por el verdor de sus bosques y el serpentear de sus ríos y quebradas, la diversidad de ecosistemas muy ricos en biodiversidad, está pasando uno de sus momentos más críticos de destrucción por la acción irresponsable de todos los que la habitan de manera permanente, temporal o casual; en el campo o en la ciudad; ciudadanos y ciudadanas de a pie; gobernantes de los diferentes niveles de gobierno, funcionarios, empresarios, etc.; quienes  con más o menos responsabilidad, olvidan, ignoran o intentan ignorar la fragilidad de los suelos amazónicos y las consecuencias de su mal uso y manejo.

 





En el territorio que comprende el Vicariato Apostólico de Yurimaguas, dividido en varias parroquias para su mejor atención, se asienta una numerosa población ribereña  y nativa, cuya vida desde tiempos ancestrales,  se desenvuelve en sus respectivas comunidades muy cerca de las riberas de los ríos y quebradas y de los extensos bosques primarios, los mismos que se constituyen en fuente de vida por todo lo que les oferta: agua, alimento, aire, medicina, materiales para la casa, etc. 





Estos lugares muy ricos en recursos naturales, que hasta hace algunos años atrás eran ignorados y excluidos de toda política de intervención, hoy son a propósito visitados, visibilizados, y colocados en la agenda de los gobiernos, empresas, asociaciones, migrantes y acaparadores de tierras; mientras que su población rural caracterizada por la pobreza es intencionadamente ignorada, y  presionada a reducir sus espacios de vida o a migrar a las ciudades, y siempre en condiciones de desventaja y precariedad. 
Es innegable la destrucción de extensas áreas de bosque primario en cada una de las comunidades, distritos, provincias o regiones de nuestra amazonía por parte de: 1) los acaparadores y traficantes de tierras que hacen de la tala masiva de árboles su arte para demostrar su “posesión” ante las autoridades, ofertarla en el mercado de compradores de tierra, hacer el documento de compraventa y recibir los beneficios del “gran negocio”, dinero mal habido

2) los testaferros de empresas de mucho poder económico, cuya actuación consiste en persuadir y convencer a los campesinos a vender sus tierras,  hacerles sentir que con ese poco dinero de la venta pueden comprarse el paraíso terrenal, redactar documentos que significan una trampa legal para los campesinos y el camino llano para los nuevos terratenientes de la tierra


3) los empresarios que creyéndose los autores e impulsores “del desarrollo”, avalados por los gobiernos de turno, pretenden demostrar y asentar su poder desde el momento que inician el trámite de adjudicación o concesión de tierras en las instancias correspondientes, se atreven a comportarse no solo como dueños sino como patrones del espacio que solicitan, desconociendo derechos de los posesionarios, de las comunidades que tienen su propia organización, visión y cosmovisión de su territorio y del entorno,  y de la misma naturaleza que reclama un mejor trato; 4) los gobiernos que seducidos por el modelo de la gran inversión, el desarrollo pintado en  el papel en impactantes cifras macroeconómicas, productos para el mercado internacional, han parcelado el país en lotes de todas las variedades (forestales, mineros, petroleros, agroindustriales) permiten el uso y abuso de los espacios de territorio, cuya degradación es progresiva acarreando consigo toda una problemática socio-ambiental y cultural; a ello se suma la exposición de los territorios como en una feria para ser subastados al mejor postor caracterizada por la espiral de permisivismos administrativos practicados y acumulados desde años anteriores,  convertidos en costumbres para algunos funcionarios que les permite ganancias económicas o políticas,  descrédito para la institución, y problemas para la población rural


5) las universidades y los profesionales de agronomía y ambientales que casi nunca se pronuncian sobre este tema tan grave en la región amazónica y, muy por el contrario, muchas veces, avalan estudios de factibilidad, estudios de impacto ambiental, proyectos de desarrollo, obviando las normas y faltando a la veracidad cuando facilitan información a las poblaciones que van a ser sujetos de intervención de un determinado proyecto empresarial o gubernamental; 6) los gobiernos comunales, líderes y organizaciones de base debilitados: * por la fuerte oleada de migrantes que llegan y ocupan prepotente y desordenadamente el territorio, *la presión de asociaciones de supuestos campesinos, que no viven en el lugar y que en su mayoría proceden de las ciudades y de regiones vecinas, pero que intentan tener más derechos que los locales y favorecerse legalmente con algunas hectáreas de tierra  *la actitud sumisa y resignada de un gran sector de la población local que justifica su inacción en su pobreza material y desinformación, *presión de “los colaboradores eficaces” (locales o foráneos) a someterse a los intereses de los codiciosos y destructores de la tierra.* la desilusión ante la escasa o evasiva atención de los sectores responsables del tema ambiental y productivo ; *escasos recursos económicos para enfrentar los abusos de los poderosos;  7) la población urbana de las grandes ciudades que ha puesto su mirada en la zona rural con cierta actitud de supremacía y persistencia obsesiva en acaparar espacios de territorio,  ha implementado toda una red mafiosa de gestores, invasores y negociadores de la tierra, utilizando artimañas para confundir, dividir a la población y conseguir sus fines en las asambleas comunales o en las instituciones afines a la cesión de tierras y bosques.
El modelo extractivista aplicado permanentemente a la amazonía debe ser sustituido por otro que preserve la naturaleza y el medio ambiente con don de nuestro Creador y deje de atropellar derechos, dignidad, sueños y esperanzas de las poblaciones rurales que día a día reclaman el derecho a ser reconocidos, valorados e incluidos en la agenda nacional, regional, provincial y distrital, y no ser solo pensados en orden al despojo sus tierras, que son el único medio de vida que poseen.
Como aconseja el documento de Aparecida, se debe buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario… que supere la forma utilitarista e individualista actual.” (DA 474). Este modelo urge crearlo incluyendo como pilares primordiales la participación de los actores principales  (población ribereña y nativa) y sus saberes que hasta ahora han permitido conservar las riquezas de nuestra amazonía para bien de toda la humanidad, y han resistido a las presiones del modelo extractivista el cual pretende pasar como una aplanadora y desaparecer todo cuanto existe: cultura, riquezas naturales, poblaciones, etc.
En este contexto, vale hacer actual la exhortación de la Carta de la Tierra hecha el año 2000: Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro … O se cambia el sistema de vida en amplios grupos humanos —principalmente en los países ricos— , o el mundo relativamente en pocos años puede perecer. La alternativa es nuestra: de los humanos. Hoy no podemos eludir el reto.
Concluyo este artículo haciendo memoria del P. Pío Zarrabe cp., en su tercer año de vida en el regazo del Señor, impulsor de la Pastoral de Tierras del Vicariato Apostólico de Tierras y cuyas palabras escritas en los folletos que solía editar nos hace vibrar el corazón y admirarlo por el gran amor y servicio fiel al pueblo que Dios le encomendó: “ La Iglesia  nunca se opone al verdadero progreso del pueblo, pero quiere que ese progreso sea igualitario, compartido, no progreso para unos y miseria y explotación para la mayoría…El honor más grande que podemos dar a Dios, es respetar a toda criatura y defender sus derechos cuando están amenazados. Dios, de su parte, toma como su mayor gloria y alabanza, que el hombre y la mujer vivan con dignidad. “ (La tierra es nuestra madre sagrada, feb. 2008).

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